viernes, 31 de julio de 2009

- POESIA -





LA POESIA



QUE ES Y DE DONDE VIENE




La Poesía (del griego ποίησις 'creación' < ποιέω 'crear') es un género literario en el que se recurre a las cualidades estéticas del lenguaje, más que a su contenido. Es una de las manifestaciones artísticas más antiguas. La poesía se vale de diversos artificios o procedimientos: a nivel fónico-fonológico, como el sonido; semántico y sintáctico, como el ritmo; o del encabalgamiento de las palabras, así como de la amplitud de significado del lenguaje.





Para algunos autores modernos, la poesía se verifica en el encuentro con cada lector, que otorga nuevos sentidos al texto escrito. De antiguo, la poesía es también considerada por muchos autores una realidad espiritual que está más allá del arte; según esta concepción, la calidad de lo poético trascendería el ámbito de la lengua y del lenguaje. Para el común, la poesía es una forma de expresar emociones, sentimientos, ideas y construcciones de la imaginación.





Aunque antiguamente, tanto el drama como la épica y la lírica se escribían en versos medidos, el término poesía se relaciona habitualmente con la lírica, que, de acuerdo con la Poética de Aristóteles, es el género en el que el autor expresa sus sentimientos y visiones personales.





En un sentido más extenso, se dice que tienen «poesía» situaciones y objetos que inspiran sensaciones arrobadoras o misteriosas, ensoñación o ideas de belleza y perfección. Tradicionalmente referida a la pasión amorosa, la lírica en general, y especialmente la contemporánea, ha abordado tanto cuestiones sentimentales como filosóficas, metafísicas y sociales.





Sin especificidad temática, la poesía moderna se define por su capacidad de síntesis y de asociación. Su principal herramienta es la metáfora; es decir, la expresión que contiene implícita una comparación entre términos que naturalmente se sugieren unos a los otros, o entre los que el poeta encuentra sutiles afinidades. Algunos autores modernos han diferenciado metáfora de imagen, palabras que la retórica tradicional emparenta.





Para esos autores, la imagen es la construcción de una nueva realidad semántica mediante significados que en conjunto sugieren un sentido unívoco y a la vez distinto y extraño. El Día Internacional de la Poesía es el 21 de marzo.
Hay testimonios de lenguaje escrito en forma de poesía en jeroglíficos egipcios de 25 siglos antes de Cristo. Se trata de cantos de labor y religiosos. El Poema de Gilgamesh, obra épica de los sumerios, fue escrito con caracteres cuneiformes y sobre tablas de arcilla unos 2000 años antes de Cristo.





Los cantos de La Ilíada y La Odisea, cuya composición se atribuye a Homero, datan de ocho siglos antes de la era cristiana. Los Veda, libros sagrados del hinduismo, también contienen himnos y su última versión se calcula fue redactada en el siglo III a. C. Por estos y otros textos antiguos se supone justificadamente que los pueblos componían cantos que eran trasmitidos oralmente. Algunos acompañaban los trabajos, otros eran para invocar a las divinidades o celebrarlas y otros para narrar los hechos heroicos de la comunidad.





Los cantos homéricos hablan de episodios muy anteriores a Homero y su estructura permite deducir que circulaban de boca en boca y que eran cantados con acompañamiento de instrumentos musicales. Homero menciona en su obra la figura del aedo (cantor), que narraba sucesos en verso al compás de la lira. El ritmo de los textos no sólo tenía la finalidad de agradar al oído, sino que permitía recordar los cantos con mayor facilidad.





La poesía lírica tuvo expresiones destacadas en la antigua Grecia. El primer poeta que escogió sus motivos en la vida cotidiana, en el período posterior a la vida de Homero, fue Hesíodo, con su obra Los trabajos y los días. A unos 600 años antes de Cristo se remonta la poesía de Safo, poeta nacida en la isla de Delfos, autora de odas celebratorias y canciones nupciales (epitalamios), de las que se conservan fragmentos. Anacreonte, nacido un siglo después, escribió breves piezas, en general dedicadas a celebrar el vino y la juventud, de las que sobrevivieron unas pocas.





Calino de Éfeso y Arquíloco de Paros crearon el género elegíaco, para cantar a los difuntos. Aquíloco fue el primero en utilizar el verso yámbico (construido con «pies» de una sílaba corta y otra larga). También escribió sátiras. En el siglo V a. C. alcanzó su cima la lírica coral, con Píndaro. Se trataba de canciones destinadas a los vencedores de los juegos olímpicos.





Roma creó su poesía basándose en los griegos. La Eneida, de Virgilio, se considera la primera obra maestra de la literatura latina, y fue escrita pocos años antes de la era cristiana, al modo de los cantos épicos griegos, para narrar las peripecias de Eneas, sobreviviente de la guerra de Troya, hasta que llega a Italia. La edad de oro de la poesía latina es la de Lucrecio y Catulo, nacidos en el siglo I a. C., y de Horacio (maestro de la oda), Propercio y Ovidio.





Catulo dedicó toda su poesía a una amada a la que llamaba Lesbia. Sus poemas de amor, directos, simples e intensos, admiraron a los poetas de todos los tiempos.

jueves, 30 de julio de 2009

- EL VOLIN -





Stradivarius



Violín un tanto afamado





Un Stradivarius (Stradivari es el plural, en italiano) es un instrumento de cuerda construido por un miembro de la familia italiana Stradivari.
Los instrumentos de Stradivarius son muy valorados por los intérpretes más importantes del mundo y por los coleccionistas de antigüedades.





Las características sonoras e individuales de estas obras de arte son consideradas únicas, y a menudo los instrumentos se identifican por el nombre de alguien, generalmente un músico famoso que fue su propietario o que simplemente lo utilizó en algún momento para sus interpretaciones.





Ha habido muchos intentos de imitar la calidad del sonido de estos instrumentos; existen muchas teorías acerca de cómo fueron construidos. Muchos creían que el barniz usado por Stradivari se hacía con una fórmula secreta que se perdió al morir su creador, pero exámenes de rayos X y análisis de espectro en la superficie de los violines revelaron que todos fueron sometidos a cambios en su estructura (especialmente el mango, el cordal y las cuerdas), y a menudo lo único que queda del trabajo original es el cuerpo mismo, que fue rebarnizado periódicamente.





Otra teoría dice que el punto clave fue el tiempo que tomó secar las maderas de arce y abeto con que están construidos; esto también fue desmentido estudiando la fibra de la madera. Las líneas fueron comparadas con modelos de árboles que vivieron en esa época y se pudo determinar el tiempo de secado simplemente tomando la diferencia entre la fecha de construcción (que era dejada por Stradivari en una etiqueta en el interior del instrumento) y el cálculo de cuándo había sido cortado el árbol. Esto reveló que la madera se había secado durante no más de 20 años, y no 60 ó 70, como se creía.





Otra teoría señala que el período de frío extremo que sufrió Europa en los años en que Stradivari vivió, una especie de mini-edad de hielo, pudo ocasionar que los árboles que crecieron durante esa época desarrollaran una fibra más compacta y con una mejor calidad mecánica sonora. No obstante, existen instrumentos construidos en la misma época, con madera de los mismos árboles, que no lograron la magnificencia de un Stradivarius.





Cabe mencionar también la conocida teoría del árbol de Stradivari, la cual señala que el mismo Stradivari encontró un árbol dentro de un río; del enorme tronco de este árbol creó algunos de sus más renombrados instrumentos. Esta teoría se encuentra justificada a través del concepto de vibración que adquieren los materiales con el tiempo.





Se dice que la propia madera adquirió la vibración del río, lo que le da un sonido único e irrepetible. Claro está que esta teoría puede estar basada en un intento por incorporar a la historia de la fabricación de los instrumentos un aspecto mas poético.





Finalmente, la teoría que parece más acertada hasta el momento es una que fue resultado de los mismos análisis de espectro en la superficie y en parte de la viruta residual obtenida del interior de un Stradivarius con sistema endoscópico.





Estas pruebas revelaron la presencia de partículas metálicas muy pegadas a la madera, lo que podría sugerir que el gran maestro hizo un fino tratamiento a las maderas que usaba con soluciones de sales metálicas, lo cual habría conferido a sus instrumentos la fuerza y riqueza de sonido que tanto se aprecian.





En enero del 2009 se publicaron, en la revista Public Library of Science,1 2 los resultados de una investigación realizada durante tres décadas con muestras muy pequeñas (capas muy delgadas) tomadas de un Stradivarius en reparación: uno de los autores del estudio, el doctor Joseph Nagyvary, especialista en bioquímica y profesor de química en la Universidad de Texas A&M, aseguró haber hallado pruebas de que en Italia, en el "periodo dorado" de la construcción de este tipo de instrumentos, entre 1700 y 1720, una plaga de insectos afectó los árboles de la zona y fue la clave del éxito de Stradivari.





El fabricante de violines "utilizó bórax (un componente mineral actualmente usado para la fabricación de detergentes y cosméticos, y también como retardante de incendios, como insecticida y como agente antihongos) para preservar los instrumentos contra los insectos", sin saber que ello tendría también efectos sobre la sonoridad.





Usado como insecticida y preservador de la madera desde la época de la antigua civilización egipcia, donde se usó también para momificar restos humanos, el bórax se utilizó como protección en la primera capa de la madera de los instrumentos.
Un Stradivarius genuino cuesta generalmente más de un millón y medio de dólares, y los que fueron utilizados por los grandes solistas como Yehudi Menuhin o Jascha Heifetz tienen un valor incalculable.
Pero uno de esos fue subastado en 3.5millones de dolares.





De los más de 1000 instrumentos que fabricó Stradivari sólo quedan poco más de 500 en circulación; sin embargo, muchos lutiers posteriores a él firmaron Stradivari en el interior de sus instrumentos, por lo que no es raro encontrar debajo de la firma el texto "made in Germany". Un Stradivarius auténtico se distingue por sus finísimos acabados, madera de extrema belleza tornasolada y la etiqueta que cita el año y el lugar donde fueron construidos.


miércoles, 29 de julio de 2009

- ROJAS -




Ricardo Rojas



Poeta, historiador, ensayista, biógrafo, crítico literario y profesor universitario argentino, nacido en Santiago del Estero (en la provincia homónima) en 1882, y fallecido en Buenos Aires en 1957.





Humanista fecundo y polifacético, preocupado tanto por la historia de las Letras como por la indagación acerca de la identidad nacional, dejó un valioso legado crítico e histórico que le convierte en una de las figuras más influyentes del panorama intelectual argentino de la primera mitad del siglo XX.





Nacido en el seno de una familia provinciana perteneciente a esa oligarquía arrinconada y empobrecida por su distanciamiento del floreciente núcleo cosmopolita que comenzaba a ser Buenos Aires, el joven Ricardo Rojas creció envuelto por una inquietud nacionalista que, en cierto modo, era fruto de la necesidad de sentirse ligado -dentro de su forzada lejanía- a una aventura histórica común.





Estas circunstancias biográficas determinaron que, tan pronto como sus innatas dotes intelectuales le hubieron inclinado hacia el estudio de las humanidades, decidiera implicarse estrechamente en la corriente ideológica que, hacia 1910, se extendió por toda la Argentina bajo el nombre de "primer nacionalismo cultural".





Fueron, en este sentido, ejemplares sus labores realizadas en las universidades de La Plata y Buenos Aires -en donde ejerció la docencia en calidad de profesor de Literatura y Filosofía-, y fomentó la creación de una cátedra que habría de convertirse en un hito histórico dentro de la andadura universitaria de la joven nación: la de Literatura Argentina.





Además, impulsó de forma decisiva la creación de un instituto de investigaciones que permitió desarrollar numerosos aspectos de su propio proyecto y de otros objetivos ajenos, y ofreció un vigoroso apoyo a la publicación de documentos históricos relacionados con el pasado argentino, así como a la edición de obras literarias de toda índole (aunque con especial atención a los clásicos universales y las piezas emblemáticas del hasta entonces exiguo corpus libresco específicamente argentino).





Rojas fue, en efecto, uno de los responsables de la fijación del Martín Fierro (1872), de José Hernández (1834-1886), como la piedra fundamental de la identidad cultural argentina, dentro de una más amplia concepción del género gauchesco como el elemento emblemático de una literatura específicamente argentina, y opuesta -por esta misma especificidad- a lo que, ante el crisol cosmopolita de las aportaciones de los distintos grupos de emigrantes, el propio Rojas tildó de "babelización" del país.





Cabe señalar, al respecto, que todo su trabajo de reconstrucción histórica y análisis del presente descansa en dos corrientes de pensamiento plenamente decimonónicas: el romanticismo (patente en su apasionada búsqueda de las señas de identidad nacional; en la valoración ética y estética de ciertos modelos indiscutiblemente románticos -como el gaucho-; etc.) y el positivismo (que confiere a su trabajo un acusado acento historicista, y una metodología basada en la ordenación cronológica de los distintos períodos abarcados).

Sin duda alguna, la obra que mejor define todas las características e intenciones del proyecto cultural de Ricardo Rojas es su monumental Historia de la literatura argentina (Buenos Aires: La Facultad, 1917-1922), publicada en cuatro volúmenes y considerada la primera reconstrucción histórica de las Letras australes propiamente dicha.

A pesar de su importancia como instrumento imprescindible para el estudio de la literatura hispanoamericana, este valioso trabajo de Ricardo Rojas anuncia, ya desde su explícito subtítulo (Ensayo filosófico sobre la cultura en el Plata), un ambicioso objetivo que rebasa las meras preocupaciones del crítico literario para adentrarse en profundas reflexiones acerca de la identidad cultural de la nación.

El resto de su producción impresa se completa con otros títulos tan notables como El alma española (Valencia: Sempere, 1907); La restauración nacionalista (Buenos Aires: Ministerio de Justicia e Instrucción pública, 1909); Blasón de Plata (Buenos Aires: La Nación, 1910); Los lises del blasón (Buenos Aires: Martín García, 1911); La argentinidad (Buenos Aires: La Facultad, 1916); Eurindia (Buenos Aires: La Facultad, 1924); La historia en las escuelas (Buenos Aires: La Facultad, 1930); El radicalismo de mañana (Buenos Aires: Rosso, 1932); El santo de la espada: Vida de San Martín (Buenos Aires: Anaconda, 1933); Ollantay. Tragedia de los Andes (Buenos Aires: Losada, 1939); Un profeta de la pampa. Vida de Sarmiento (Buenos Aires: Losada, 1945). Otras obras suyas son El país de la selva y Archipiélago.

Además de estos títulos, Ricardo Rojas -cuya residencia bonaerense se convirtió, después de su muerte, en biblioteca y museo- fue autor del poemario juvenil Romance de ausencias, en el que son notables las influencias del modernismo y el neo-romanticismo.

martes, 28 de julio de 2009

- CAMINITO -




Cortada Caminito


28 de Julio de 1959


Aniversario de su creación




Caminito es una calle museo y un pasaje tradicional, de gran valor cultural y turístico, ubicado en el barrio de La Boca de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. El lugar adquirió significado cultural debido a que inspiró la música del famoso tango Caminito (1926), compuesta por Juan de Dios Filiberto.





Por el contrario, la letra del conocido tango, escrita por Gabino Coria Peñaloza, está inspirada en un sendero de la localidad de Olta, en la provincia de La Rioja. Por esta razón y en homenaje a Coria Peñaloza, en 1971 una calle de la localidad de Chilecito, recibió también el nombre de "Caminito".





Se encuentra en el pintoresco barrio de La Boca, con unos de sus extremos frente al Riachuelo, en la Vuelta de Rocha, y a unos 400 metros del La Bombonera, estadio del Club Atlético Boca Juniors.





El sendero se extiende de este a oeste, formando una curva de unos 150 metros, atravesando en forma diagonal una manzana limitada por las calles Araoz de Lamadrid (al norte), Garibaldi (al oeste), Magallanes (al sur) y Del Valle Iberlucea (al este). Su forma sigue el curso de una antigua vía de ferrocarril, posteriormente abandonada. En 1959 fue convertido oficialmente en una "calle museo", completamente peatonal, con el nombre de "Caminito".





Su trayecto sinuoso se debe a que originariamente fluía por allí un arroyo que desaguaba en el Riachuelo, y que debía cruzarse por un pequeño puente, debido a lo cual esa zona del barrio era referida como Puntin, que quiere decir precisamente, "puente pequeño" en dialecto genovés o xeneize.





Luego circuló por allí un ferrocarril portuario, hasta 1920. Una vez cesado, la vía se convirtió en un sendero natural, conocido en el barrio como "La Curva". que fue deteriorándose como basurero.





En 1950 un grupo de vecinos, entre los que se encontraba el conocido pintor boquense Benito Quinquela Martín, decidieron recuperar el lugar. En 1959, a iniciativa de Quinquela Martín, el gobierno municipal construyó allí una calle museo, con el nombre que le había puesto el tango, "Caminito":





Un buen día se me ocurrió convertir ese potrero en una calle alegre. Logré que fueran pintadas con colores todas las casas de material o de madera y cinc que lindan por sus fondos con ese estrecho caminito (...)Y el viejo potrero, fue una alegre y hermosa calle, con el nombre de la hermosa canción y en ella se instaló un verdadero Museo de Arte, en el que se pueden admirar las obras de afamados artistas, donadas por sus autores generosamente.

Benito Quinquela Martín






Las casas de madera y chapa que tienen su frente al Caminito, responden al estilo del tradicional conventillo boquense, un tipo de vivienda popular precaria que caracterizó al barrio desde sus orígenes a fines del siglo XIX, como centro de residencia de inmigrantes genoveses.





Debido a su valor cultural, las mismas están subsidiadas por el Estado, lo que permite garantizar un mantenimiento que los escasos recursos de los moradores del barrio no podrían realizar. Se encuentran pintadas de colores brillantes, una costumbre barrial que difundió el destacado pintor boquense Benito Quinquela Martín.





En las calles adyacentes, pueden recorrerse los conventillos tradicionales de la Boca, construidos de chapas de metal acanaladas, montadas muchas veces sobre pilotes o cimientos altos debido a las frecuentes inundaciones, y pintadas con colores brillantes, tal como se encuentran mantenidos por sus habitantes.


lunes, 27 de julio de 2009

- DUMAS -






Alejandro Dumas



Escritor prolífico




Hijo del general francés Thomas Alesandre Davy de la Pailleterie, más conocido como Thomas-Alexandre Dumas hijo del Marqués Antoine-Alexandre Davy de la Pailleterie quien se casó con Marie-Céssette Dumas, una esclava negra de las islas Indias del Oeste de Saint Domingue. Su abuelo era un hombre díscolo que buscó amor y fortuna en América, el cual también se casó con una mujer negra. Por tanto el padre de Dumas también era mestizo.





El Padre de Dumas murió cuando él tenía cuatro años de edad. Dada la exigua pensión de que disponía su madre, Dumas recibió una escasa educación escolar. Con unos estudios deficientes empezó a trabajar como mensajero, vendedor de tabaco y como pasante de un notario y, con su amigo, el vizconde Adolphe Ribbing de Leuven, escribe sus primeras obras. Estos balbuceos teatrales fueron otros tantos fracasos. También tradujo la obra de Walter Scott Ivanhoe.





En 1823 se instala en París y entra al servicio del Duque d'Orléans como escribiente, gracias a su perfecta caligrafía y a la recomendación del General Foy. Continúa escribiendo y completando su formación de manera autodidacta.





Con la representación, por la Comédie française en 1829, de Enrique III y su corte, consigue gran notoriedad y, en 1831, con Anthony alcanza su primer éxito. Éxito que continuará a lo largo de su carrera literaria con el género de su predilección: el drama y la novela histórica.





Es un autor prolífico (tragedias, dramas, melodramas, aventuras...) aunque, para atender a la creciente demanda del público, tuvo que recurrir a la ayuda, notoria, de "colaboradores" entre los que destacó Auguste Maquet (1839-1851) que intervino en varias de sus novelas, entre ellas Los tres mosqueteros y El Conde de Montecristo (1844).





Gran admirador de Walter Scott, sus novelas históricas llenas de vivacidad y pintoresquismo, gozaron del beneplácito del público propiciado por su publicación, por entregas, en los periódicos.





Amasó una considerable fortuna que dilapidó con prodigalidad en fiestas y cenas, además de construir un castillo llamado Montecristo. Formó parte activa en la revolución de 1848, con lo que se vio involucrado en problemas políticos. Por estas fechas conoce a un joven Julio Verne.





En ese mismo año rompió su relación con Macquet, el cual le denunció por haberse aprovechado de él. El juicio dictó que tenía que pagarle 145.000 francos en 10 años. Asediado por los acreedores, huyó a Bruselas en 1851. Fue criticado, censurado y denostado. Regresó a París en 1853 y se embarcó en diversas empresas, a cual más ruinosa. En 1847 fundó el Théâtre Historique que, cuatro años más tarde, fue a la bancarrota. Fue también fundador del semanario Le Monte-Christo (1857-1860) que también quebró.





Realizó diversos viajes, Gran Bretaña, Rusia, Italia, Alemania, Suiza, Arabia, trabajando de corresponsal y aprendiendo inglés, italiano y alemán. En Italia conoció a Giuseppe Garibaldi con el que colaboró en su revolución, en Sicilia, en 1860. Publicó dos obras sobre el libertador. Casi arruinado se refugió en casa de su hijo, también escritor, y allí murió.





Publicó aproximadamente 300 obras y numerosos artículos, convirtiéndose en uno de los autores más prolíficos y populares de Francia. Sus novelas van desde la aventura a la fantasía, pasando por la Historia. En 1869 inicia Le Grand Dictionnaire de Cuisine, que sería publicado, póstumamente, en 1873.