jueves, 30 de octubre de 2008

- OSKI -




Oscar Conti

Apodado Oski

Aniversaro de su muerte en 1979



"Un monje enloquecido que hace arabescos sobre los textos sagrados”.
La definición pertenece a Umberto Eco y fue motivada por una exposición de miniaturas hecha por Oski en 1974. Pero, a decir verdad, para Oski lo único sagrado era su libertad extrema, que le permitía tomarse en broma todas las cosas que lo rodeaban, aunque sentía especial predilección por los textos antiguos, que interpretaba libremente a través de sus dibujos, que hicieron escuela.





Oscar Esteban Conti nació en la ciudad de Buenos Aires en 1914 y se diplomó en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Más tarde estudió escenografía en la Academia Superior de Buenos Aires. Después, cuando empezó a publicar dibujos, decidió adoptar el Oski –diminutivo de Oscar– “para ocultar la vergüenza de que trabajaba en revistas”, como confesó en su último reportaje, concedido a Juan Sasturain.

Amaba el vino y coleccionaba cuadrantes de antiguos relojes. Era un hombre jovial, de humor implacable, admirado en forma unánime por sus colegas, que despreciaba la rutina y jamás le concedía una tregua a esa oscura tejedora de telarañas.





Sus primeros trabajos publicados como dibujante datan de 1943, acusaban la influencia de Steimberg y aparecieron en la revista Cascabel, en la que también publicaba su hermana Sara, quien firmaba con el seudónimo Van Pog. Los siguieron otros en revistas y diarios argentinos y del exterior, como Rico Tipo, Vea y Lea, Cabalgata, El Hogar, Revista de Aeronáutica, Dr. Merengue, La Hipotenusa, Satiricón, Mengano, Humor, Media Suela, Billiken, Clarín, Ja, Ja (México) y Ultimas Noticias (Chile).





Fue director y dibujante de su propia revista Los Cuadernos de Oski, y creador de “Amarroto”, el personaje protagonista de su única tira cómica.
Entre 1943 y 1944 vivió en Perú, atrapado por el estudio de la arqueología y el folclore.

Su interés por los viajes fue una constante durante toda su vida. En 1948, 1951, 1958 y 1965 anduvo por Europa, eligiendo especialmente Italia y Francia como lugares de residencia, donde trabajó como ilustrador de libros y realizó diseños publicitarios. En 1947 creó el diseño escenográfico para “La Putain Respectuese”, de Jean Paul Sartre, obra montada en Santiago de Chile, y en 1953 el de “Androcles and the Lion”, de George Bernard Shaw, en Buenos Aires.





Ilustró Brutos consejos para gobernantes, de Carlos Warnes (César Bruto) –humorista querido y admirado por Julio Cortázar, que lo incluyó, por ejemplo, en su famosa Rayuela–. En sociedad con Warnes realizó, también, los Cuadernos de medicina, a pedido de una gran empresa farmacéutica. Estos cuadernos originaron posteriormente El Medicinal Brutoski, una obra monumental en la que ilustraba antiguas y desopilantes recetas para la curación de todos los males.
Esta inclinación de Oski por la medicina primitiva se manifestó también en Italia, donde realizó trabajos publicitarios como la Tavole della Scuola di Salerno, para la industria farmacéutica Serono, luego reunidos en un libro.





De su exclusiva autoría fueron Bruta antología de Oski (1952), Vera Historia de Indias (1958) y Primera Fundación de Buenos Aires, llevada al cine en 1959.
Pese a que en sus dibujos la temática política está prácticamente ausente, Oski colaboró, por convicción, con muchas publicaciones de izquierda, como L’Unitá, Paese Sera y Vie nuove. Tras el triunfo de la revolución cubana decidió vivir un tiempo en la isla para palpar de cerca aquel fenómeno, algo que repitió al asumir en Chile el gobierno de la Unidad Popular, radicándose allí para trabajar en televisión y en la revista Cabro Chico.

En 1972 regresó a Buenos Aires, donde publicó los libros Vera historia del deporte (1973) y Oski en su tinta (1974), pero volvió a partir rumbo a Barcelona en 1975, ante el clima político cada vez más represivo.





En la gran ciudad catalana ilustró, para la Editorial Luman, El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde. No mucho después, en 1976, emigró nuevamente a Roma, hasta que en 1979, ya enfermo, decidió volver a Buenos Aires, para morir en una cama de hospital. Casi no dejó pertenencias, sólo dibujos y algunos cuadrantes de relojes antiguos.

Fallece un día como hoy, 30 de octubre, pero del año 1979.

Tras su desaparición, fueron editados El ABC de Oski (1983), Maestroski (1989), El descubrimiento de América (1992) y Comentarios a las tablas médicas de Salerno (1999).





Su definición sobre el humor lo pinta cabalmente: “en el fondo es una canallada, como reírse de las fotos viejas de la familia, pero es que el humor siempre se basa en el dolor, la tristeza, el ridículo; es una manera de sobrevivir a la angustia”

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