martes, 2 de octubre de 2007
- EL VIEJO Y EL MAR -
Ernest Miller Hemingway
Un narrador de todos los tiempos
Talentoso escritor norteamericano, nacido en Oak Park un 21 de julio de 1899 y fallecido en Ketchum, Idaho un 2 de julio 1961.
En su pueblo natal creció y asistió a la escuela, mientras jugaba al fútbol y escribía para los periódicos escolares. Después de realizados sus estudios, entró de reportero en el Star de Kansas City, que abandonó para servir como conductor voluntario en una ambulancia de la Cruz Roja en la I Guerra Mundial. Herido en el frente austriaco-italiano, regresó a los Estados Unidos en 1919.
Dos años más tarde se casó y se estableció en París, encargado por el Toronto Star de una corresponsalía ambulante. Pronto se haría amigo en la capital francesa de otros expatriados, tales como Gertrude Stein, James Joyce, Ford Madox Ford y Ezra Pound. Simultáneamente a su actividad periodística, comenzó a hacer poemas y a escribir cuentos y narraciones cortas, la mayoría de las cuales fueron publicadas en pequeños periódicos extranjeros.
En “In Our Time” (En nuestro tiempo, 1925) fueron dadas a la luz una serie de narraciones cortas que trataban en su mayor parte de temas bélicos y de las experiencias de Nick Adams, uno de sus personajes. Junto con los relatos recogidos en By-Line: Ernest Hemingway (Enviado especial, 1967), estos primeros trabajos revelan la evolución que el escritor realiza desde el periodismo hacia la literatura narrativa.
Sin embargo, su ascenso a la fama se produce en 1926 con su primera novela, “The Sun Also Rises” (publicada en castellano con el título de Fiesta), referida a la llamada «generación perdida» (lost generation) y donde se describe a un grupo de expatriados en la Europa posterior a la I Guerra Mundial, y a su vagabundeo sin objeto.
El estilo del escritor se acomoda aquí perfectamente al tema y se hace lacónico, adensado, poderoso en la descripción y en el diálogo. Lo volvería de nuevo a emplear en “A Farewell to Arms” (Adiós a las armas, 1929), una historia de amor y de guerra que lo acreditaría como un auténtico hombre de letras al crear un nuevo método artístico de desnuda precisión y pudoroso estoicismo.
En 1953 sorprende con un breve relato encargado por la revísta Life, El viejo y el mar, reflexiones de un viejo pescador cubano, por el que recibe el premio Púlitzer en 1953. Un año más tarde obtendrá el premio Nobel de literatura por el conjunto de su obra.
A partir de ese momento intenta escribir una novela sobre la Segunda Guerra Mundial, que no concluyó. Y recurre en nuevos relatos a aquellos años en París y España, (París era una fiesta) lugares en los que fue " muy pobre, pero muy feliz", añorando la sensación que le provocaba ser un joven soñador, valiente y arriesgado, que no solo escribía sobre acontecimientos que un día pasarían a ser parte de la historia, sino que además era parte de ella.
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