domingo, 2 de diciembre de 2007
- MINUJIN -
TODO ES ARTE
Marta Minujín nació en Buenos Aires en el barrio de San Telmo en 1943.
Es una reconocida artista plástica argentina. Ha usado siempre la frase "Todo es arte", que sintetiza la concepción de la creadora, convertida en el paradigma de su generación.
A la edad de 16 años se casa en secreto con el economista Juan Carlos Gómez Sabarini, con quien comparte una relación especial, teniendo en cuenta el contraste de personalidades de ambos. Llevan más de cuarenta años de casados y tienen dos hijos.
Comenzó sus estudios en las escuelas nacionales de bellas artes de Buenos Aires. Presentó su primera exposición personal en 1959 en el Teatro Agón. En 1960 obtuvo una beca del FNA que le permitió instalarse en París, donde participó en la muestra Pablo Curatella Manes y treinta argentinos de la Nueva Generación.
"Nosotros nos autodefinimos como pop. Arte popular, arte que todo el mundo puede entender, arte feliz, arte divertido, arte cómico. No un arte que es necesario entender, es un arte que es necesario gustar; que hace pop y lo entendés."
Comenzó a realizar estructuras habitables, cubiertas de colchones encontrados entre los desechos de los hospitales parisinos. En el baldío del Impasse Roussin, realizó "La Destrucción" (1963), su primer happening, para esta obra reunió todas sus piezas con colchones e invitó a un grupo de artistas a "destruirlas" (Christo, Élie-Charles Flamand, Lourdes Castro, Mariano Hernández y Paul Gette).
El mismo año, con Jean-Jacques Lebel, organizó el happening "El Gallo", en la Galería Raymond Cordier. A su llegada a la Argentina, fue una de las pioneras en la representación de happenings en ese país junto a miembros del mítico Instituto Di Tella de Artes.
En 1964 fue invitada al Premio Nacional Di Tella, centro de referencia de los artistas de la época, donde expuso "Eróticos en technicolor" y "Revuélquese y viva". En la segunda obra los espectadores debían ingresar en una tienda de tela, goma pluma y madera, repleta de colchones multicolores, para echarse en la cama y dar vueltas para cumplir con el propósito explícito de la artista de unir "arte y vida". Ese mismo año realizó el happening "Cabalgata" frente a las cámaras de Canal 7, convirtiendo a la transmisión en algo inédito hasta ese momento.
En la acción, unos caballos que tenían atados a sus colas recipientes con pintura, coloreaban algunos colchones; un grupo de atletas, al mismo tiempo, reventaban globos y dos músicos de rock eran envueltos con cinta adhesiva. Poco después, en el Estadio del Cerro, en Montevideo, presentó "Sucesos", una performance con quinientos pollos, mujeres gordas, atletas, bailarinas, motociclistas y algunas otras cosas.
Lo social se manifiesta en su obra como preocupación socio-contextual que presenta distintos matices: el humor, la crítica y la exaltación.1 Entre mayo y junio de 1965, Marta Minujín y Rubén Santantonín presentaron "La Menesunda" en el Instituto Di Tella (realizada con la colaboración, en distintas tareas, de Pablo Suárez, David Lamelas, Rodolfo Prayon, Floreal Amor y Leopoldo Maler).
Se trataba de una ambientación que el espectador debía recorrer a través de dieciséis zonas y situaciones diferentes, sin aviso previo de lo que en su interior ocurriría. Se accedía en grupos de ocho personas por vez, luego de esperar en largas filas, se ingresaba a través de una silueta de un hombre recortada en una cortina de plástico transparente.
Después se transitaba por un túnel de luces de neón que llevaba a un espacio con diez televisores encendidos con su volúmen alto. Luego, se ingresaba en un dormitorio con una pareja en la cama. Otro túnel, con luces de neón y sonidos de la calle, conducía a una escalera con pasamanos de esponja y un fuerte aroma de perfume, que finalizaba en una gigantesca cabeza de mujer. Su interior estaba cubierto de cosméticos y una maquilladora atendía al público, aplicándole sus productos. Un canasto giratorio conducía al espectador maquillado a un túnel de paredes blandas y suelo gomoso.
Al traspasar una puerta se entraba en un espacio oscuro con olor a consultorio dental, en el que había un disco telefónico gigante: para salir de la ambientación era necesario acertar el número a marcar. La salida era a través de una cámara frigorífica, con una temperatura de algunos grados bajo cero, llena de telas de todo tipo y color que cerraban el paso.
Finalmente, se accedía a una cámara octogonal con espejos, que se oscurecía al ingresar el visitante. De inmediato se encendían luces negras y unos ventiladores hacían caer una lluvia de papel picado de colores. Como despedida, un aroma a frituras devolvía al espectador a su espacio cotidiano. En todo el conjunto se percibía cierto tono popular, en particular en la configuración visual del contexto, en las alusiones a la publicidad barata, en los carteles de plástico, en la decoración del gabinete de la maquilladora y en otros pasajes del recorrido.
De similares características e ideología, Minujín y Warhol compartieron una amistad cuando se conocieron una galería de arte, durante su estancia en Nueva York. Junto a él compartió el ambiente artístico de la época. En 1985 realiza la famosa obra fotográfica en la que paga al artista norteamericano, la deuda externa argentina con choclos, según sus propias palabras "el oro latinoamericano."
"Llevé todos los choclos, hice una montaña, pusimos dos sillas y nos sacamos diez fotos. Yo agarraba el choclo, él subía, yo se lo ofrecía y él lo aceptaba. Así la deuda externa quedaba paga. Pensando que yo era la reina del pop por estos lados y él, el rey del pop por allá, tenía sentido que saldáramos la deuda. Después regalamos los choclos firmados a la gente. Esa fue la última vez que lo vi. Murió dos años después."
En 1966 obtuvo la beca Guggenheim y se fue a vivir por diez años -con leves interrupciones- a Nueva York. Desde 1980 Minujín realiza esculturas con apropiaciones de obras clásicas de la estatuaria greco-romana, de la renacentista y hasta de las estatuillas cicládicas. Sus obras son reproducciones en yeso de esos modelos, fragmentados, desarticulados en secciones desplazadas. Estuvo ligada al movimiento hippie y a la psicodelia. Tiene más de cincuenta esculturas esparcidas por las capitales del mundo.
Entre ellas, las más representativas y famosas son:
El "Obelisco acostado" (1978) en la Bienal de San Pablo.
El "Obelisco de Pan dulce" (1979) durante la Feria de las Naciones, Buenos Aires.
La "Torre de pan de Joyce" (1980)
El "Carlos Gardel de Fuego": una estructura metálica reproduciendo la imagen del cantor, rellena de algodón que fue prendida fuego, como arte efímero. Medellín, Colombia. (1981)
La “Venus de queso” (1981)
El "Partenón de libros": una reproducción del Partenón de Atenas constituído en libros. (1983)
Sus happenings y obras de arte efímero en general apuntan a la respuesta del espectador, y generalmente producen controversia y comentarios en los medios masivos de comunicación.
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