domingo, 24 de febrero de 2008

- LOS CORALES ECLESIASTICOS -




El canto Gregoriano


En la segunda mitad del siglo IV, San Ambrosio de Milán recopila un importante corpus litúrgico musical, siendo dos siglos depués, el papa San Gregorio Magno quien realiza la definitiva obra de codificación y síntesis de tal música, purificándola de elementos exóticos y profanos, dando lugar a lo que desde entonces se conoce como “canto Gregoriano”.

Durante el primer milenio de la era cristiana se desarrollaron varios tipos de canto llano cristiano. En Roma se desarrolló un repertorio separado, que con el tiempo se difundió por Europa y se impuso a los demás.

Ahora se le conoce como canto gregoriano, en honor del papa Gregorio I, también llamado el Grande, que tuvo un papel activo en la recopilación de cantos romanos, a los que asignó un sitio específico dentro de la liturgia, pudiendo ver cómo eran adoptados por las iglesias de otras ciudades y naciones. Hoy día se conocen cerca de 3.000 melodías gregorianas.

El canto gregoriano es música vocal, esto es, que se canta a capella (sin acompañamiento musical).

Se canta al unísono —una sola nota a la vez— lo cual quiere decir que todos los cantores entonan la misma melodia. A esta manera de canto se le denomina monodia. Muchos autores afirman que no debería admitirse el canto de coro mixto (o sea, con hombres y mujeres), ya que los hombres y las mujeres no pueden cantar las mismas alturas, por cuanto se estaría interpretando a dos voces en octava.





Se canta con ritmo libre, según el desarrollo del texto literario y no con esquemas medidos, como podrían ser los de una marcha, una danza o una sinfonía (véase la sección en que se trata detalladamente el ritmo).

Es una música modal escrita en escalas particulares de sonidos. Los antiguos griegos creían que estas escalas (y no la música creada a partir de ellas, como es la creencia actual) servían para despertar variados sentimientos, como recogimiento, alegría, tristeza, serenidad, etc.

Su melodía a veces es silábica (cuando a cada sílaba del texto le corresponde un sonido) y a veces melismática cuando a una sílaba corresponden varios sonidos. Hay melismas que contienen más de 50 sonidos para una sola sílaba.

El texto está en latín, la lengua oficial del Imperio romano extendida por Europa (aún no existían las lenguas romances). Estos textos fueron tomados de los salmos y otros libros del Antiguo Testamento; algunos provenían de los evangelios y otros eran de inspiración propia, generalmente anónima. Sin embargo existen algunas piezas litúrgicas en lengua griega: Kyrie eleison (Señor, ten piedad), Agios ó Theós (Santo Dios) (para la liturgia del Viernes Santo), etc.





Escritura: el canto gregoriano está escrito sobre tetragramas, es decir sobre 4 líneas, a diferencia del pentagrama (de cinco líneas) de la música actual. Sus notas se denominan cuadradas (punctum quadratum o punto cuadrado) o virgas si aparecen individualmente, o neumas si aparecen agrupadas; tienen igual valor en cuanto a su duración, a excepción de: las que tienen epicema horizontal, la nota precedente al quilisma y la segunda nota del sálicus cuya duración se prolonga ligeramente más con un sentido expresivo y las notas que llevan punto el cual tiene la duración de una nota simple (esto se explicará en detalle en la sección notación).

Entre las denominaciones no católicas, sólo la iglesia de Inglaterra ha impulsado un uso amplio del canto llano. Su repertorio, que está armonizado, se conoce como canto anglicano. El texto del salmo se canta con una corta melodía armonizada de dos o tres frases, que se repite tantas veces como sea necesario hasta finalizar el texto. Dentro de cada frase, la mayor parte del texto está cantado con una misma armonización antes de una breve fórmula de cadencia de unos pocos acordes, hacia el final.

Su lectura es sencilla y el sistema del solfeo suele estar indicado al principio del libro “usualis”.





Las formas primeras fueron: el organum, el discantus y el motete. Es para voz masculina pues solo hombres tenían derecho a cantar en la iglesia. Su repertorio está dividido en canto silávico (o recreativo) y canto adornado (o melódico).

El canto occidental Gregoriano es de carácter meditativo y comunitario, que contrasta con el canto religioso oriental de los Griegos y Judios, de carácter triunfal e individualizado.

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