martes, 5 de abril de 2011

- PRENSA -





Telégrafo Mercantil


Nuestros inicios periodísticos





El Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico, fue un periódico fundado en Buenos Aires por Francisco Cabello y Mesa el 1º de abril de 1801, a instancias de Manuel Belgrano, como Secretario del Consulado de Comercio, y el virrey Avilés. El Telégrafo fue el primer periódico porteño. Fue impreso por la Real Imprenta de Niños Expósitos.

En el Telégrafo colaboraron destacadas figuras de la época. Manuel José de Lavardén publicó en el primer número del periódico su Oda al Paraná. Thaddeus Peregrinus Haenke, publicó numerosos artículos acerca de sus viajes. El jurista, periodista y poeta porteño Domingo de Azcuénaga, colaboró con algunos escritos. Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Pedro Cerviño, Luis José de Chorroarín y muchos otros, encontraron lugar en el periódico para difundir sus ideas y creaciones.

Desde las páginas de El Telégrafo Mercantil se expandió en Buenos Aires el uso del adjetivo "argentino" para referirse a todo lo relacionado con el Río de la Plata o la ciudad de Buenos Aires, de modo que el periódico es considerado uno de los impulsores del nombre Argentina.

Sus páginas fueron escuela y tribuna, un espacio de expresión para los jóvenes ilustrados de la época, pero también daban lugar a la poesía, las notas de color, la información general y la que importaba al comercio de los territorios del virreinato. Por ejemplo, según el Telégrafo Mercantil del 11 de octubre de 1801, en la zona del bañado de Quilmes se podían cazar los siguientes productos para la obtención de cueros: vizcachas, venados, zorros, zorrillos, nutrias muy abundantes en las costas y arroyos del Riachuelo, perros cimarrones, cuyos cueros sirven para botas, cisnes, perdices y gaviotas por sus plumas.

Debido a problemas de orden económico, y a raíz de varios desentendidos con las autoridades coloniales, que veían con malos ojos las tímidas críticas deslizadas en sus páginas y el estilo desenfadado de las sátiras y críticas de costumbres, el periódico dejó de aparecer en octubre de 1802, habiéndose publicado hasta entonces 110 entregas regulares, muchos suplementos y números extraordinarios.

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