miércoles, 28 de mayo de 2008

- BARENBOIM -



Daniel Barenboim


Un monstruo sagrado en su tierra




Daniel Barenboim nació en Buenos Aires, el 15 de noviembre de 1942.

Afamado y controvertido músico argentino, de familia judía de origen ruso, nacionalizado israelí y español. Barenboim logró la fama como pianista aunque con posterioridad ha obtenido gran reconocimiento como director de orquesta, faceta por la que es más conocido. En el año 2001 protagonizó la polémica dirección de una obra de Richard Wagner en Israel.





Barenboim comenzó sus lecciones de piano a la edad de cinco años con su madre, continuándolas después con su padre que quedó como su único profesor. En agosto de 1950, con tan sólo 7 años, interpretó su primer concierto en Buenos Aires.

En 1952, la familia Barenboim se trasladó a Israel. Dos años más tarde, sus padres le enviaron a Salzburgo para que tomara clases de dirección con Igor Markevich. Durante aquel verano conoció a Wilhelm Furtwängler para quien tocó el piano, quien hizo excepcionales elogios al joven pianista, que no eran sino la reciprocidad de la admiración que Barenboim le mantiene hasta hoy, jamás imitándolo pero sí aceptando su inspiración, que se trasunta en sus versiones de las sinfonías de Beethoven. En 1955 estudió armonía y composición con Nadia Boulanger en París.





El debut de Barenboim al piano se produjo en el Mozarteum de Salzburgo, Austria en 1952, en París ese mismo año, en Londres en 1956 y en Nueva York en 1957 bajo la batuta de Leopold Stokowski. En los años siguientes se sucedieron regularmente los conciertos por Europa, Estados Unidos, Sudamérica y el Lejano Oriente.
Su primera grabación data de 1954. Más tarde grabraría las sonatas para piano de Mozart y Beethoven y conciertos de Mozart (interpretando al piano y dirigiendo), Beethoven (con Otto Klemperer), Brahms (con John Barbirolli) y Béla Bartók (con Pierre Boulez).

Tras su debut como director con la Orquesta Filarmónica de Londres en 1967, recibió invitaciones de numerosas orquestas sinfónicas europeas y americanas. Entre 1975 y 1989 fue director musical de la Orquesta de París donde dirigió numerosas piezas de música contemporánea.





Su debut como director de ópera tuvo lugar en 1973 con la representación del Don Giovanni de Mozart en el Festival de Edimburgo. En 1981 debutó en Bayreuth, donde dirigió con regularidad hasta 1999.

Barenboim es el director musical de la Orquesta Sinfónica de Chicago, cargo al que accedió en 1991 en sustitución de Georg Solti. Es además el director musical general de la Deutsche Staatsoper de Berlín desde 1992.
Además de sus actividades como pianista y director de orquesta, Barenboim ha compuesto varios tangos.





Barenboim contrajo matrimonio con la notable chelista británica Jacqueline du Pré, cuya carrera se vio trágicamente truncada por una esclerosis múltiple.
Se la ha encargado la dirección de la Orquesta Filarmónica de Viena durante el Concierto de Año Nuevo de Viena del año 2009.

Barenboim considera que en el conflicto que enfrenta a Israel y los palestinos nunca habrá una solución militar, "porque dos pueblos luchan por una sola tierra", según afirma el músico argentino-israelí en un artículo que hoy publica el diario español "El País". Barenboim, director musical de la opera Estatal Unter den Linden de Berlín, opina que por muy fuerte que sea Israel, siempre sufrir inseguridad y miedo, al tiempo que muestra comprensión por la posición de los palestinos en un conflicto que "se devora a sí mismo y al alma judía". "Quisimos hacernos con tierras que nunca pertenecieron a los judíos y construir en ellas asentamientos. En ese hecho, los palestinos ven, y con razón, una provocación imperialista. Su resistencia, su no, es absolutamente comprensible, pero no los medios que utilizan para llevarla a cabo, ni tampoco la violencia o la inhumanidad indiscriminada", escribe Barenboim en el artículo, dedicado al 60 aniversario de la fundación del Estado hebreo.





"Los palestinos no podían esperar que después del Holocausto nos ocupáramos de alguien que no fuéramos nosotros mismos: teníamos que sobrevivir", indica. "Ahora que lo hemos hecho -agrega-, unos y otros debemos mirar colectivamente hacia delante. Aún no ha nacido el primer ministro israelí capaz de esa empresa. Fundamentalmente, hoy en día no hemos avanzado nada respecto a 1947, cuando las Naciones Unidas votaron la partición de Palestina. Peor aún: en 1947 todavía era posible imaginarse un Estado binacional, pero, 60 años después, parece algo inconcebible", se lamenta. Critica, asimismo, que en la actualidad muchos israelíes "no tienen ni idea de lo que sienten los palestinos, de cómo es la vida en una ciudad como Nablus, una prisión con 180.000 reclusos en la que no hay ni restaurantes, ni cafés ni cines".





Barenboim, quien posee el pasaporte israelí y el palestino así como el argentino y el español, señala que él mismo es una prueba patente de que sólo una solución pragm tica basada en la existencia de dos Estados, "o, mejor aún, aunque suene absurdo, una federación de tres Estados: Israel, Palestina y Jordania", puede llevar la paz a la región. Reconoce, adem s, que desde la década de 1960 no se siente cómodo en Israel, pese a ser su patria y a que allí vivieron sus padres, enterrados en Jerusalén. "Muchos israelíes sueñan con despertarse un día para ver que los palestinos se han ido, y éstos con lo contrario. Ni uno ni otro bando pueden diferenciar ya entre el sueño y la realidad, y, psicológicamente, éste es el quid del problema", afirma.





Este viernes será distinguido por la Legislatura Porteña con el título de Ciudadano Ilustre y el domingo 1° de Junio, hará una única presentación en el Luna Park de Buenos Aires.


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