domingo, 14 de agosto de 2011

- FUERZA AEREA -






Día de la Fuerza Aérea Argentina




Aunque inmediatamente la fecha remita al nombre de Jorge Newbery, en realidad el interés por remontar los aires proviene de tiempos más profundos en la historia. Se cuenta hacia 1810, un relojero de origen holandés llamado Miguel de Colombisse se dirigió a la Primera Junta de Gobierno solicitando la cantidad de 4.000 pesos para construir un vehículo aerostático impulsado por y remos y dirigido por un timón. Las urgencias de la Guerra de la Independencia hicieron que Buenos Aires denegara el pedido, lógicamente.

Fueron los globos de aire caliente los aparatos más utilizados y más “comunes”, que pasearon por los cielos de las ciudades desde el siglo XIX. Nombres como el del francés Lartet o el norteamericano Wells así lo registran, en tiempos en que montarse arriba de uno de esos inventos era casi una locura.

Hacia 1866, durante la Guerra de la Triple Alianza, un 6 de julio más precisamente, un aeróstato cautivo del Ejército Brasileño, se elevó sobre las líneas aliadas para observar las posiciones de la artillería paraguaya, llevando a bordo al Ingeniero polaco Roberto A. Chodasiewiecz (incorporado al Ejército argentino con el grado de Capitán) que se constituyó así en el primer militar argentino y latinoamericano en elevarse en globo.

Ya iniciado el 1900, un joven diplomático, Aarón de Anchorena, trajo un globo esférico de 1.200 metros cúbicos que había comprado en Francia al que bautizó con el criollo nombre de “Pampero”. Invitó para la primera ascensión a un amigo suyo, el ingeniero Jorge A. Newbery, quien había sido alumno nada menos que de Thomas Alva Edison.

El 25 de diciembre de 1907 el “Pampero” despegó desde el predio de la Sociedad Sportiva Argentina (hoy Campo de Polo) para descender en la ribera uruguaya.

El entusiasmo generado por al proeza llevó a que el 13 de enero de 1908 se creara el Aero Club Argentino, primera entidad aérea del país. Sus autoridades Aarón de Anchorena (Presidente), Arturo Luisoni (vicepresidente) y Jorge Newbery (vicepresidente segundo) unieron a todos los entusiastas del “más liviano que el aire”, entre otros Eduardo Newbery, Horacio Anasagasti, Alberto Mascias, Antonio de Marchi y Carlos Hirmscher.

En la jornada del 17 de octubre de 1908, el Dr. Eduardo Newbery y el Sargento Eduardo Romero, se izaron en el “Pampero”. Un cambio en la dirección del viento arrastró probablemente hacia el Río el globo sin que nunca más se volviera a saber de sus tripulantes. Fueron los primeros muertos que se cobraba la naciente actividad aeronáutica.

El entusiasmo no decayó y se buscó traer aparatos “más pesados que el aire”. El aviador francés Henri Brégi trajo dos biplanos Voisin de 50 caballos de fuerza y una semana más tarde Ricardo Ponzelli se trasladó a Campo de Mayo y realizó su vuelo inicial, pero al llegar a 200 metros del recorrido el viento le hizo perder estabilidad y el avión cayó rompiendo un ala.

El aero Club Argentino volcó todas sus fuerzas en pos del vuelo con motor, trajo máquinas e instructores que impartieron sus conocimientos a Newbery, Carlos Goffre, Florencio Parravicini, Hermán Hentsch y Carlos Roth, quienes recibieron sus brevets de aviador en junio del año del Centenario.

El 10 de agosto de 1912, el Presidente de la Nación Doctor Roque Saénz Peña firmó el decreto por el que se creaba la Escuela de Aviación Militar, gracias al extraordinario aporte del Aero Club Argentino que brindaba gratuitamente su parque aerostático, asesoramiento y profesores. El lugar donde habría de instalarse el nuevo instituto llevaba el nombre de El Palomar.

Jorge Newbery, entre tanto, seguía su intensa labor batiendo records y sumando experiencia con intenciones de realizar su gran sueño, el cruce aéreo de la Cordillera de los Andes. El 1 de marzo de 1914, encontrándose en Mendoza aceptó realizar una demostración. Se elevó sin sobresaltos, pero tras realizar unas maniobras arriesgadas el avión no respondió a sus mandos y se precipitó a tierra. Moría así el fundador de la Aeronáutica argentina.

En 1927 ante la importancia adquirida por la Aviación Militar, un decreto del Poder Ejecutivo creaba la Dirección General de Aeronáutica con la categoría de Gran Repartición. Ese mismo año se crea en Córdoba la Fábrica militar de Aviones, ya que si bien se fabricaban aviones desde los inicios de la aviación en nuestro país. Los éxitos se sucedieron a lo largo de los años con el Pulqui I, Pulqui II, Pucará y Pampa.

En esa Fábrica Militar trabajará nada menos que Kurt Tank (alemán) el famoso constructor de los cazas a reacción de la Segunda Guerra Mundial.

Entre los hitos de la Fuerza Aérea Argentina se cuenta el haber unido en el año 1971 Buenos Aires con la Base Antártica Vicecomodoro Marambio con un Hércules C-130. Y el 4 de diciembre de 1973 se realiza el primer vuelo transpolar bicontinental, uniendo el continente americano con Oceanía.

Pero fue sin duda durante el conflicto bélico de Malvinas donde la Fuerza Aérea recibe el Bautismo de Fuego; más precisamente el día 1º de mayo, realizando operaciones que causaron la admiración del mundo por su audacia y las condiciones adversas a las que debieron sobreponerse.

Cincuenta y cinco hombres de la Fuerza Aérea ofrendaron sus vidas y marcaron indeleblemente el camino de la Soberanía Nacional en los cielos de la Patria.

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